domingo, 21 de febrero de 2016

Capítulo 15

El aire se calló, no sentíamos nada, mientras caíamos a través del portal, dejando atrás el grito de Manzur, que se perdía en la lejanía arrastrando las palabras. Me parecieron horas, eternos minutos, y de pronto caímos al suelo, con un sonido seco.
-Bien, ya estamos aquí-se levantó tal cual mientras uqe yo tenía ganas de vomitar hasta mi estómago-. También veo que no estás muy bien. Que débil-comentó, y gruñí poniéndome recta mirándole.
-Vamos, sígueme.
-No soy tu perrito faldero.
 
-Tienes razón, pero, oh, claro... No conoces este mundo.
-Bien-se rindió al ver que yo tenía razón-. Pero luego me das un recorrido turís...
No acabó la frase porque toda aquella hada que pasara cerca suyo se hacia mayor, como yo. ¿Es que las sirenas y tritones tenían algo que neutrilizaba nuestra pequeñez?
-¡Corre!
Entre gritos de horror nos slejamos, haciendo que volvieran a la normalidad. Tratábamos de camuflarnos entre donde más gente había para que no notasen que éramos nosotros los causantes de eso y acabásemos mal. A mí considerándome traidora y desterrándome, y a él matándole. Eso podría aumentar más la enemistad y causar la guerra definitiva. Una de las dos razas podría desaparecer. Por suerte los caminos estaban vacíos y no hubo problemas.
Vi mi casa, la cual al ser yo grande se veía muy muy pequeña. Aún así le dije que se alejara un poco para que pudiera hacerme pequeña. Él asintió en silencio y se fue transportando consigo su misterio.

Volví a experimentar el cambio al hacerme pequeña, y revoloteé picando a la puerta. Ya echaba de menos mover las alas a mi antojo...

Mi madre abrió, con exporesión esperanzada, y al verme, comenzó a gritar "Está aquí, está aquí", mientras me abrazaba con fuerza. Toda la familia acabó saliendo y nos fundimos en un abrazo.

-No puedo quedarme mucho tiempo.

-¿Por qué no?-preguntó papá con dureza.

-Porque tengo pensado viajar por todos los planetas y universos y dimensiones-dije ilusionada.

-Oh, esta bien...-murmuró mi madre, que tenía el mismo espíritu aventurero que yo, así que podía convencer a mi padre, que me miraba ceñudo-Vamos a buscarte ropa y comida.

-No, solo necesito dinero, tengo algo en mi cuarto...-volé con velocidad allí, y cogí mi hucha, repleta de dinero. Maldito sireno que me iba a hacer perder mis ahorros...

Una vez me despedí y todo eso, salí y llamé a Eider, que apareció. Volví a hacerme grande.

-Me gusta que te hagas grande-dijo.

-¿Por qué?

-Porque sé que no puedes esconderte de mí.

-Eso me da miedo.

-Debería-sus ojos volvieron a aprecerme cálidos. ¿Pero es que no era capaz de sonreír?

-Vamos, tenemos mundos por delante.

-¿Qué hay de éste?

-Bueno, si quieres que cada hada que pase cerca tuyo parezca un gigante, te maten, a mí me llamen traidora... Puedo llevarte a donde quieras.

-Bien dicho, mejor nos vamos a otro sitio...

Rodé los ojos con diversión mientras caminábamos mirando la brújula.

No hay comentarios:

Publicar un comentario