viernes, 11 de marzo de 2016

Capítulo 27

Cuando me rechazó de esa manera no sentí un crack ni nada por el estilo. Fue un puñetazo en la teta, que duele más. Me calló con todas sus letras. Y se fue, dejándome con Derek. Me sentía muy mal, pero que mucho. En el fondo, solo quería ir y seguirle y decirle que él era único para mí, y abrazarle de nuevo, o besarle, aunque no me devolviese nada de ello. Pero me tuve que conformar durmiéndome en una esquina, sola. Después no sé cómo, pero acabé en los brazos de Derek. No tenía fuerzas para protestar, y la verdad es que me recordaba al abrazo de mi madre, así que simplemente me dejé...

Y depsués vino Liriel. Obviamente la recibí con mi increíble simpatía. Son la nueva moda: miradas de odio. Le tenía celos. Porque ella pudo besar a Eider más veces que yo sin ser rechazada. Porque ella era más importante que yo para él. El sentimiento era devastador, era como sentirse inferior continuamente. Y era una mierda, claro. ¿Y por qué tenía que ser una sirena? ¡Era guapa! ¿No podía ser un trol? Uf.

Y para rematar, subimos al barco del que huimos, que ironía, y para quedarme en un estúpido sitio que no me quería quedar, pero que lo hacía por Eider, tuve que bailar delante de piratas asquerosos. Me puse pantalones porque no quería mostrar absolutamente nada. Por un momento Liriel me cayó bien, porque ambas odiábamos que nos mirasen. Aunque le miraban más a ella, así que mejor para mí.

Después, bajé ya que me había hartado de esas miradas obscenas y asquerosas que solo me cuasaban escalofríos y una enorme repulsión.

Escuché un hermoso cántico, y mi piel se puso de gallina. Que suerte debía tener el que tenía esa voz... Era increíble. Me sentí terriblemente bien, y seguí el sonido embelesada, encontrándome a Eider de espaldas cantándole al mar, al cielo, como si fuesen su público. Y yo quería serlo también.

Me apoyé en la barandilla a su lado oyéndole, mientras que él no se detuvo. El viento me daba en la cara, y bueno, aunque me mareaba un poco aún, aguantaba. Me aparté el pelo de la cara observándole. Cuando cantaba sus facciones lucían relajadas, como si etsuviera cómodo, arropado. Hasta que por desgracia paró.

-Lo hiciste muy bien-le felicité con una sonrisa.

-Ya, gracias-respondió con su habitual frialdad.

-¿Qué te pasa? Estás más distante de lo normal-dije poniendo la mano en su brazo, que se apartó.

-Me pasa que tus labios ya no son unicos. Me pasa, que yo buscaba unos labios que nadie hubiera probado, y los tuyos ahora lo estan por otra persona.

-¿Qué? ¿De qué estás hablando?

-De Derek.

-¿Si?-asintió- Pero tú fuiste el primero en probarlos, y tú eres el que los puede volver únicos.

-Pero ya es tarde, Delia.

-Joder, es que ni me dejas explicarme-me quejé.

-Pues venga, excplícate-me exigió cruzándose de brazos apoyándose en la barandilla.

-Mira, todo empezó en nuestro beso-6 palabras y ya rodaba los ojos. Que esperanzador-. Sentí mucho. ¿Vale? Y no te rías, porque es verdad, porque sentí mariposas, sentí pasión. Entonces me preguntaba si eso se sentiría con todos, así que me besé con Derek, tratando de lograr sentir lo mismo... Solo que no fue así. Solo lo sentí contigo, y no lo entiendo.

-Pues aclárate, Delia, porque si no te das prisa me perderás, me acabaré yendo, como si no existieras.

-¡Pero si ni tengo pensado volver a besarlo!

-¿No?

-No.

-¿Me lo dices en serio?

-Te lo digo en serio.

Y entonces me cogió de la cintura y chocó nuestros labios con su clásica fiereza, moviéndolos. Sentí mis piernas fallarme, pero no me preocupaba la caída, entre la barandilla y él ya estaba bien sujeta. Me besó subiéndome al cielo, pero sin dejar de tocar el suelo. Tenía una habilidad para eso, una lástima no haber sido la primera. Me agarré a su cuello devolviéndole el beso, aunque me distraía el hecho de sus manos en mi cintura ya que se movían y apretaban y acariciaban como serpientes inquietas.

Eider

Le cogí sentándola en la barandilla apretando sus piernas que se abrieron paso a mi, me cole entre ellas apretándolas mas. Baje pegando le mordiscos en el cuello, tenia tantas ansias que no me podia controlar. Estoy seguro que le deje algunas marcas incluso

-Eider...-Sussuro ella con voz ronca, no sabia si me pedia que parase o que siguiese mordiendola

-Callate-Le ordene subiendo y mordiendo sus labios tirando de ellos como si fueran chicles. Los note hinchados

Puso las manos en mi cintura tirando de mi camiseta oyendose esta crujir, notando que se me agrandaba. Me la iba hacer dos veces mas grande a este paso. Le di un simple beso y me separe unos centimetros  cogiendo aire

-Ya veo que no perdeis el tiempo los jovenes de hoy en dia-Mi padre estaba apoyado en el timon sonriendonos comiendose una fruta rara.-Pero si quereis os puedo dejar mi camarote

-Gracias, pero no.

-¿Porque? Necesitais una cama-Sonrio pervertido

-Cuando la necesitemos ya te la cojeremos prestada-Gruñi cogiendola de la mano y llevandomela.

Vi que Derek me miraba dolido y a ella tambien

-¿Quieres pedirle disculpas a tu novio? ¿O ex novio?

-¡¿Que nunca ha asido mi novio! Porque sigues con eso?!

-No lo puedo evitar!-Respire hondo y lo solte en un suspiro-Lo siento

Me miro sorprendida

-¿Que has dicho?

-No lo pienso repetir, prefiero cortarme la lengua-Le gruñi. Me la lleve hasta Derek y le solte la mano incomodo

-Os habeis morreado, lo se-Suspiro-No se porque he intentado meterme

-Yo tampoco, no ibas a ganarme.

-¡Estoy aqui!

-Callate-Le regañe molesto-Estan hablando los adultos

-¡Pero seras...!-Le meti un trozo de mi camiseta rota en la boca. y le inmovilice los brazos

-Bueno, ahora seremos un equipo. Aun que creo que yo me bajare en la siguiente parada, mi mundo no es ser un pirata. Ya sabes...

-Ya, tu eres de castillos y doncellas

-Si bueno...-Suspiro rindiendose-Si. ¿Cuidamela, vale?

Delia se quejo revolviendose

-Lo hare, no lo dudes-Gire la cara de Delia que me tenia harto con tanta resistencia, mientras yo la tenia abrazada por la espalda inmovilizada-¡¿Te quieres estar quieta de una vez?! ¡Eres mas insoportable que Derek!

Este me miro enfadado pero suspiro cruzadose de brazos

-Os dejo que os despidais. Nada de morreos-Le lanze una mirada amenazante al principito-Porque si no te corto los huevos

Y me fui caminando tranquilamente hacia los camarotes.

Delia

Me quedé sonriendo mirando a Eider. M ehabía pedido disculpas. En otro ser había sido normal, pero es que era Eider, era como ver a un tritón con cola y de golpe no. Espera, que eso ya lo vi. Bueno, pero la gente no, y les resultaría raro. Pues lo mismo con las disculpas.

De pronto me di cuenta de la situación y miré incómoda a Derek.

-Lo siento si te has sentido herido, yo solo...-comencé preocupada.

-Oh, no te preocupes, desde el principio supe que estabas colada por él, yo solo intenté conseguirte, aunque ya me sabía el final.

-Lo siento mucho...-murmuré temiéndole haber hecho sufrir.

-Oh, no te preocupes-se rió con alegria.

-¿No te importa?

-No, lo entiendo.

-¿No te enfadas conmigo?

-Me da un poco de rabia, pero no.

-¿Y piensas que soy una pu... Eso?

-Claro que no, ¿por qué lo dices?

-No sé, me besé con ambos.

-No salías con ninguno, podías hacer lo que quisieses.

-Oh, vale. Mucha suerte cuando bajes, y ojalá encuentres a tu princesa.

-Gracias, Delia-dijo abrazándome, y no dudé en devolvérselo-. Me llevo una amiga.

Me sonrió con cariño mientras de fondo oíamos el grito de que habían visto tierra.

-Bueno, esta es mi parada. Suerte en vuestra aventura.

Asentí sonriéndole, y el se bajó con la ayuda de unas escaleras, pero llevándose consigo dinero, comida, agua, etc.

Suspiré debido a la de acontecimientos que estaban pasando de golpe y últimamente, y me acerqué a Eider, que me miraba cruzado de brazos.

-Os he visto abrazaros-me dijo acusador.

-Solo somos amigos, lo prometo. Y ahora que ya no está, me tienes para ti sola-sonreí yendo a abrazarle, pero vi a Liriel aparecer más lejos con su espectacular vetsido y todo eso.-. Bueno, más o menos.

-¿Por Liriel?

-Sí.

-¿Estás celosa?

-Sí-dije frunciendo el ceño, y para distraerme traté de mover las alas que seguían quietas. Solté un suspiro de frustación.

-No estés celosa, no tienes por qué preocuparte, a ella le gusta mi hermano.

-¿Eh?

-Ay, que ingenua eres, hadita-sonrió, pero dejó de hacerlo regalándome solo el fuego de su mirada, poniéndose el pelo sobre los ojos.

Me encogí de hombros y Liriel apareció a nuestro lado. Me crucé de brazos mirándole fijamente.


Eider 


25 minutos antes

Estaba hablando con Derek en cubierta que se me había acercado y preferiría haberlo olvidado pero es que imposible después de lo que me dijo.

Se me acerco y puso una mano en mi hombro. Me tense y me la quite de encima, me gire cruzándome de brazos mirándole

-Siento interrumpirte

-Ya lo has hecho, ¿que quieres?-Me limpie las manos mirándole

-Tengo que decirte algo y tal...-Murmuro, le mire fijamente y me tendió la mano-Enhorabuena por conseguir a tu princesa

-No es una princesa, yo no vivo en tu mundo y por lo tanto para mi ella no es una princesa, ni una doncella ni nada-Le aclare y pareció molestarle un poco, como todo

-Bueno, pues por ella casi me abres la cabeza

-No tenias que haberte acercado tanto-Le gruñí furioso

-Bueno, calma. ¿Ahora tenéis vía libre, no?-Asentí tenso y el igual algo nervioso-Mira Eider...

-No pienso dejar que le beses,  ni que te la lleves, ni le ofrezcas algún curro-Me adelante-Ella se queda aquí, hasta que yo la deje a salvo

-Manzur la puede matar, solo quiero que hagas un juramento

-¿Por ella?

-Por ella

-Por ella lo que sea-Extendí el brazo y el igual, nos cogimos el antebrazo del otro con fuerza

-Jura que devolverás a Delia a su hogar, sana y salva, tal y como te la llevaste...-Dijo sin terminar, pero lo recite-Y que si tienes que morir, sufrir, o cualquier otra cosa, la aceptaras y la dejaras ir

-Acepto-Asentí-A cambio de que tu nunca seas el príncipe que la acompañe

-A...Acepto-Dijo rojo

Nos soltamos y miramos le mar tensos

-Me voy en poco

-Lo se-Dije seco

-Al principio me volvió loco Delia, tan hermosa, tan atrevida. Me gustaba.

-Ya, como a mi hermano, el opinaba lo mismo-Me encogí de hombros

-Luego me enamore de ti-Susurro y yo me tense como nunca-No se que era lo que quería, ella me parecía super atractiva, me gustaba un poco pero cuando me beso...No sentí tanto como cuando me peleaba contigo

-¿Oh...Eh...Bien?-Murmure tan tenso que pensé que iba a explotar en pedazos

-No te preocupes, se me pasara cuando me vaya a mi tierra.-Me sonrió un poco  dio un empujón suave. Y yo le di uno bien fuerte tirándolo al suelo-¡Au!

-Nos veremos pronto principito, y procura que no se te vuelva a caer la corona-Le tendí la mano y se levanto con mi ayuda, me miro con las mejillas rojas asintiendo

Me dio un abrazo sorpresa y le di unas palmadas en la espalda incomodo, luego se arreglo y se fue a prepararse


Presente

-Bueno Liriel,  es el momento de que encontremos a mi hermano

-Tendrás que ir a Nyron y conseguir un equipo de grabación

-¡¿A que esperamos?!-Dijo Delia sonriendo metiéndose en medio

-Ten cuidado muñequita de porcelana, te podrías romper-Se quejo Liriel cruzándose de brazos marchándose hacia los camarotes y me miro por encima de su hombro-Eider...Gracias

-De nada-Asentí lentamente, y cogí la mano de Delia por reflejo cuando un pirata iba a levantar le la falda. Saque mi espada y la puse en la barbilla de este.-Shh...La Hada es mía


Delia

Me hacía gracia como Eider decía que era mía, pero cuando me cogía la mano entonces sí que mi corazón latía rápido. Yo me había vuelto a poner la falda al ver que no estaba ya "en peligro".

Se le acercó uno de los tripulantes mirando la pareja que debíamos formar a sus ojos y frunció el ceño.

-El capitán ha dicho que ayudes en el barco, ya sabes, a izar velas, y eso.

-Está bien. Nos vemos en un rato, Delia-dijo cogiéndome de la cintura y plantándome un beso.

Con las mejillas sonrojadas asentí sentándome en el suelo en una esquina, observándolo. Cogió una de las cuerdas haciendo que sus brazos se tensasen y yo me mordiese el labio mirándole. Su camiseta se levantaba un poco dejándome ver su tableta que parecía de chocolate. Lo decía porque me hacía babear, junto a su espalda ancha.

Giró la cabeza mirándome y le sonreí, mientras que él a su vez me guiñaba un ojo divertido al pillarme mirándole. Quizás debía disimular mejor.

-Eh, Delia, ¡mira!-gritó levantándose la camiseta, haciéndome reír y a la vez sonrojarme. Creo que ese era su objetivo.

Me levanté yendo hacia él.

-Yo también quiero ayudar con la cuerda esta.

-Una chica no puede ayudar-intervino uno.

-¿Y eso por qué?

-Porque son inútiles y débiles.

-¿Qué coño estás diciendo? Delia es capaz de hacer el triple de lo que haces tú, subnormal-dijo Eider gruñendo, y con todos sus m´suuclos tensados por la cuerda daba más miedo.

-No estoy de acuerdo. Se la ve débil.

-Las apariencias engañan, ¿lo sabías?-intervine yo.

-Pues venga, demuéstramelo.

De mala leche cogí la cuerda que Eider sujetaba permaneciendo en el suelo, aunque me costaba bastante debido al fuerte viento.

-¿Lo ves?

 -Oh, venga, fijo que tu novio sireno te está ayudando.

-Sí, tienes razón, por eso si suelto la cuerda te...-la solté haciendo que el palo girara de golpe dándole en la cabeza- Te dará un golpecito, porque él la está aguantando-dije sarcástica.

Me miró con odio, pero Eider estaba detrás de mí protegiéndome, así que simplemente cogió la cuerda y me sustituyó. Estaba segura de que si el tritón no fuese hijo del capitán, ya tendría graves heridas hechas por él.

-Vamos, Delia, no le hagas caso-dijo Eider al verme mirando a ese chico, y me abrazó. Al ser más alto, estaba elevada unos centímetros del suelo.

Aprovechando que tenía la cara un poco más arriba de la suya, dejó un beso en el cuello, justo donde me había dejado la marca de antes. Venga ya, ¿cómo olvidar el fuego que sentí en aquel momento? Con razón me sabía el lugar exacto. Fue dejando más, mientras yo me estremecía en sus brazos, sin hacer nada más.

-No llegamos a acabar antes, ¿no crees?-me preguntó susurrando. Si antes me estremecía, ahora parecía una hoja empujada por el viento.

Se rió de mi nerviosismo y me dejó en el suelo, levantando mi rostro situando las manos en mis mejillas y besándome con pasión, haciéndome sentir el mismísimo infierno en los labios. Los separó durante un momento y fue hacia su padre, susurrándole una cosa al oído. Cuando volvió, tenía llaves en su mano.

-Ya tenemos camarote-dijo tal cual.

-¿Ca-camarote?

 -Claro, para tener intimidad.

-¿Intimidad?

-Que sí-dijo, y parecía impaciente.

Cogió mi mano y nos llevó al camarote, aunque solo pude fijarme en la blanca cama, porque él me besó y entonces todo lo que había a mi alrededor perdió su sentido. Nada me importaba más en ese momento que él. Oí el tintineo de las llaves caer al suelo, y sentí en mi espalda lo blandita que era la cama y el cuerpo de Eider contra el mío. Sonará guarro, pero es que eso era así.

Acaricié sus mejillas. Ambos nos estábamos fundiendo en uno solo, cuando de pronto sentí un bulto en mi muslo. El gruñó incómodo y trato de aplastarlo, pero solo se hizo más grande. Se separó un momento tratando de bajar su pantalón.

-Eh, eh, ¿qué haces?-dije parándole.

-Tengo un bulto en mi cosa-dijo incómodo.

-Sí, se llama erección, cola de pez.

Gruñó.

-Pero quiero verla-insistió quejándose.

-¿Quieres que yo también la vea?

-Ya quisieras verla-dijo, con sus mejillas sonrosadas.

Me volvió a besar, esta vez con más pasión, apretando su cuerpo contra el mío y a veces tratando de calmar su erección, cosa que no surtía efecto, y por ello a veces soltaba suspiros frustados y se pegaba todavía más a mí.

Una de sus manos bajó a mi cintura acariciándola. En ese momento el beso era lento, disfrutado, y estábamos ambos de lado, cara a cara. Yo sujetaba su rostro en mis manos y a veces sentía como él mordía mis labios inchándolos aún más. Besaba como nadie.


viernes, 4 de marzo de 2016

Capítulo 25

Me quedé quieta con una estúpida sonrisa remememorando los momentos vividos hacía apenas media hora. Primero con Derek, el cual era un galán, muy dulce, directamente la clase de chicos que todas desean, un príncipe azul. Luego estaba Eider, que, por decirlo así, era un borde, rebelde, un mojabragas, punto. El beso con Eider me gustó tanto, tanto, y me hizo sentir tanto, que quise probar si solo era con él, y lo habría hecho si el tritón no le habría lanzado una piedra al elfo. Sí, una piedra. Estaba loco perdido, pero me gustaban las locuras que hacía por mí. Y la verdad es que pensaba conseguir ese beso con Derek. Quería saber qué sentía. Y si lo sentía solo con Eider, o con los dos. Y por qué. Necesitaba respuestas.

Pero dejé el tema a un lado cuando vi al que parecía querer morirse así de joven hablarle a la cámara y sujetar lo que parecía un trozo de ala. Me estremecí, sintiéndolo en las alas también. Eso me daba un poco de esperanza ya que aún no había perdido la sensibilidad.

Vino hacia mí tan sonriente una vez se apagó la cámara, como si nada.

-¡¿Es que te has vuelto loco?!

Se rió como si nada.

-Es un plan.

-Pues espero que tu plan tenga un escondite, porque no sé yo cómo vamos a sobrevivir, mucho menos aquí.

-Delia, no creo que sea difícil, considerando que no somos nada al lado de tooodos los gigantes que hay.

Bufé de mala leche.

-Bobo.

-Yo también te quiero. Ve a buscar a Derek, que yo tengo que buscar un buen escondite, que no estemos a la vista aunque sea.

-Vale-acepté despidiéndome de él y yendo a buscar a Derek, que no debía de estar muy lejos.

Efectivamente era así, ya que lo encontré sentado en una roca sujetando su cabeza.

-¿Te duele mucho?-le pregunté preocupada agachándome y observando su rostro.

-Mucho.

-Podemos buscar hielo, deben de tener por algún lugar.

-Está bien, gracias, Delia. Por cierto, ¿puedo hacerte una pregunta?

-Claro, dime.

-¿De verdad ibas a besarme?

-Sí, ¿por qué?

-Es que no acabamos ese beso-dijo tosiendo.

Le miré preocupada y él alzó la vista mirándome también.

Cogió mis mejillas inclinándose un poco y rozó nuestros labios sin avanzar más como preguntándome si podía seguir adelante. Mi respuesta fue apoyar la mano en su brazo y acabar de juntar nuestros labios. Los empecé a mover con lentitud mientras él me seguía con cariño. Está bien, tenía una especie de sensación pequeña en el estóamgo, pero nada comparado con Eider. ¿Por qué lo comparaba con el sireno helado? ¿Por qué no sentía más? ¿Por qué no sentía más? ¡Debía sentir más!

Me incliné casi gruñendo en busca de la sensación sentida con el tritón, e hice que el beso fuese tornándose más intenso, como un tornado. El no se negó, de hecho lo recibió gustoso. Sus pulgares realizaban caricias circulares en mis mejillas. Y entonces lentamente me empecé a separar mirándole. El único cambio que vi fue sus labios un poco inchados y sus mejillas sonrosadas.

Pero nada. Pero nada, joder. El beso de Eider era más duro, no sabía cómo explicarlo, era como una ola furiosa que te zambullía y te hacía sentir de todo, y en cambio Derek era todo lo contrario; la carícia de una suave ola.

Sabía que estaba mal compararlos, pero no lo podía evitar. No lograba entender la diferencia.

-¿Estás bien?-me preguntó él sacándome de mis pensamientos.

-Claro. Vamos, levantémonos, hemos de irnos.

-¿Dónde está Eider?

-Buscando un escondite.

-¿Por qué?

-Porque se avecina algo malo.

-¿Algo malo para él?

-Sí.

-¿Y por qué nosotros también debemos sufrirlo?

-Porque somos sus amigos.

-Habla por ti.

-Entonces hablaré por mí, pero te vas a quedar solo aquí, y cuando quieras volver, buscar un refugio, ya será demasiado tarde, porque los piratas también te buscan a ti-dije tajante y seria.

-Está bien, perdona.

Asentí mientras caminábamos de vuelta a donde vi por última vez a Eider. Nos esperaba allí.

-¿Por qué habéis tardado?

Me encogí de hombros. ¿Era normal sentirme mal? La verdad es que me sentía como una pu... Eso. Creo que era la influencia de la sociedad en mí, porque yo podía hacer lo que me diera la gana, no salía con ninguno. ¿No? Eso esperaba...

-Bueno, como sea. Encontré un escondite, pero he de taparos los ojos.

-¿Por qué?

-Porque no me fío de vosotros-dijo tal cual, como si nada. Eso era lo que me gustaba de él, lo directo que era-. ¿Por qué sonríes?

-Por nada.

-Bueno, pues venga-dijo sacando vendas.

-Espera, espera-le detuvo Derek receloso-. ¿Por qué deberíamos fiarnos de ti si tú no te fías de nosotros?

-Porque yo soy el que ha encontrado el escondite y vosotros los que queréis esconderos.

-Pues yo me quedo a la vista-replicó él con un brote orgulloso.

-Bien, espero que tu muerte no sea tan dolorosa. O, bueno, me da lo mismo. ¿Delia?-me nombró girándose hacia mí.

-Vale, pónmela.

-¡Delia!-protestó Derek.

-Lo siento, pero yo prefiero no morir. Llámame egoísta, pero aunque él no se fíe de mí yo sí de él.

-Te está utilizando.

-Perdona, ¿qué? No, te equivocas. Lo que yo veo es que me está ofreciendo un refugio como ha estado haciendo todos estos días. Y como no soy estúpida y solo me centro en eso, lo voy a aceptar.

Eider siguió serio y se colocó detrás mío poniéndome la venda en los ojos. Se separó un momento, y mientras oía los bufidos enfadados de Derek. Supongo que se la estaba poniendo a él también.

Comenzamos a caminar guiados por él. Lo que me extraába era que nadie preguntaba que hacían dos personas con los ojos vendados siendo guiadas por otra. Supongo que estaban acostumbrados a ver cosas raras, ya que los gigantes luchaban y sus fans animaban. Una vez salió un ser que parecía desgarrado, sin miembros, debido al maquillaje, pero en realidad era para animar a su ídolo, que ver ese tipo de cosas le animaba más. Daba mal rollo, pero en fin.

El terreno de pronto se volvió rocoso o bien como si estuviéramos en un bosque. Derek gritó de dolor porque se había chocado de lleno contra un árbol, creo, y Eider se disculpó, aunque en realidad no lo sentía una mierda.

Empezamos a oír muchos aleteos, como si fueran de un centenar.

-Esto... Se acercan unos seres muy simpáticos, pero no pienso quitaros la venda, si lo hacéis, os clavo mi tridente.

Me reí por lo bajo y él refunfuñó una palabrota.

-¿Qué seres son?

-Ptedoráctilos herrados.

-¿Herrados?

-Es una nueva especia, están hechos de hierro.

-¡¿Hierro?!-grité con pánico.

-Sí, pero nos vamos a esconder y si nos ven y atacan, os diré cómo atacar, solo debéis seguir mis órdenes.

-Está bien-murmuré.

Puso una mano en nuestros hombros y nos hizo agacharnos entre unos matorrales.

-Chicos, demasiado tarde, dos vienen hacia aquí.

-¡Eres gilipollas por no quitarnos la máscara!-gritó Derek llamando más su atención.

-Cállate, idiota, que se acercan más aún-siseó Eider, y a continuación añadió-: Sacad las armas.

Saqué mi espada mientras oía el aleteo acercándose. Agudicé los sentidos con la respiración calmada.

-¡Delia, mueve la espada hacia delante!-me gritó de pronto, y como un robot seguí sus instrucciones sintiendo que rasgaba algo, aunque muy duro.

A través de los párpados cerrados me llegaba una luz de la espada, supongo que reaccionando al ser.

-¡Apuñala! Y tú, Derek, lanza la flecha a su ojo. Concéntrate en el aleteo, seguro que le das a algo, además de que la punta es mágica y eso les hará más daño. Delia les distraerá, tú, Derek, sigue disparando, yo me voy atrás de ellos para matarlos-dijo con firmeza.

-¡Nos va a dejar que nos muramos!-gritó.

-No es cierto.

-¿Cómo lo sabes?

-Confío en él. Por eso no me quité la venda.

-Delia, ¡tírate encima con la espada a la altura del pecho para que así no te pique!

Asentí haciendo lo que me ordenaba sintiendo que mi arma se hundía en algo y él chillaba desesperado.

-¡Bien hecho! Derek, sigue disparando, voy a matar al del hada...-murmuró, y de pronto se oyó un chillido final, después, silencio.

Creía que la manada se había ido lejos ya, y no les oía, porque no volvía.

-Delia, lo tienes a huevo, ¡apuñala!

Lo hice sin dudar y un nuevo grito surgió.

-Joder, de verlo me duele el ojo a mí-murmuró el príncipe, y con un chillido final dimos por acabada la matanza.

-¿Estáis heridos?

-No, creo que-me palpé-. Solo tengo rasguños, nada grave.

-Yo igual.

-Vale, pues sigamos andando...

Su mano volvió a colocarse en mi hombro mientras la adrenalina me hacía ir un poco más rápido y es que me sentía pletórica. Sin mirar había ayudado a acabar con algo peligroso. Y eso se sentía bien.

Seguimos caminando un rato más hasta llegar a un lugar que me hizo tropezar y caer al suelo. Eider me levantó del brazo y nos quitó la venda. Estábamos en una cueva bien oculta.

-¿Seguro que aquí no hay nadie?-preguntó Derek mientras yo me frotaba las manos y parpadeaba.

-No, sino ya estarías muerto.